Desde aquella irreal madrugada del sábado 27 las semanas han sido desiquilibradas, los días extraños y la gente se desconoce. Tal vez no sea tan necesario describir como la naturaleza sucumbió a nuestro país, nuestra gente. Y no me gustó lo que dije, parece un discursillo político, pero nada nada que ver. A veces es como si me gustara la política, otras, no. No me gustan las propuestas, quizás me desencanta esa maldita e inútil retórica. Me gusta la acción acompañada de la obra; el concretismo. Y si me guío por eso, lamentablemente, no me gusta la política. Eso sí, me esfuerzo para que me guste. Si no te gusta, no eres mucho como ser "social", aunque la verdad, tengo mis dudas al respecto. La sociedad necesita normas, aunque las normas las pones tú. Mi tú y él ajeno tú, hacemos un nosotros. Ese nosotros que se circunscribe a la comunicación. A ver, pero yo no quería hablar de eso...
La Tierra se mueve, se movió y seguira moviéndose, quien sabe cuanto tiempo más. Este panorama no me parece tan apocalíptico, a pesar de todo, confío en la naturaleza. Me agrada, es hermosa, y siempre, me sorprende. No quiero parecer egoísta, tampoco populista, pero esta nueva sensación, también tiene su lado amable.
0 comentarios:
Publicar un comentario