sábado, 31 de julio de 2010

Sí, no es un error

Alma vacía, corazón en sequía. Sonrisa inquieta, palabra escueta. Baños de ilusión, calmaron esa presión, que parecía tranquila cuando estaba dormida. Sin confianza confiando su confiabilidad, ¿cómo puede tal aberrocidad? Mmm...llegó de costado, sin pensar estar a su lado. Apareció de la nada, esa nada como algo. Algo que partió pequeñito para convertirse en el mejor secreto. Ya no quería sólo palabras, necesitaba alabanzas. Halagos reiterativos que hacían temblar hasta la esencia desconocida. Universo gigante, parecía mutante. Esperaba expectante aquel fuego primaveral, que encendió el sol y floreció las multicolor.
Entrelazados y unidos, fuertes. Cuatro luces, dos caminos. Uno grande y devastador, otro más frágil y delicado.

No es

Fue una noche, una noche estrellada. Creí estar feliz, ya que todo resultó como pensé aunque jamás lo acepté. Me desplazé rápidamente, de un lugar a otro al sol de mis latidos. Mi expresión no era como hubiese gustado estar, pero estaba y era lo importante. Obsequios por aquí y por allá. Sorpresas, palabras dulces, sonrisas acogedoras. Sabía que era efímero, por eso disfruté del instante. Había planeado aquel momento. No le dejé de pensar ni un torpe segundo, estaba muy ansiosa como la niña que era. Mi sonrisa resplandecía el rostro que invitaba a una conversación, precisa situación que no anhelé, porque ya la atesoré. Quería ir más allá, aún cuando desconocía ese lugar. Cada dedo temblaba por sí solo, la mano sudaba y la cabeza atormentaba. Quería llegar más allá, veía todo como un retraso.
Mis pies se clavaron allí, enredados entre el musgo húmedo por la suave llovizna de anochecer. La sangre se detuvo y el corazón desquició. Tomé aire y miré el cielo, tan bonito y bordado de pequeñas luces. Un pie tras otro me condujeron. Me detuve, hablé y contemplé. Seguí. La excusa perfecta asomó a mi oír. Seguí. Me aconsejaron decir lo que atrapaba mi aire, nervios. Nervios en el estómago que hicieron soñar. Soñar con lo que daba vida, con eso que quería y no decía. Me pareció escuchar ese tiembre una eternidad, nervios otra vez. ¿Qué puedo hacer?, pensé. Como las agujas del reloj sentí los pasos del error. Atada a la ilusión, seguí clavando a mi corazón. Pasos por aquí, pasos por allá, ¿sería mi camino..? No...no es.

sábado, 24 de julio de 2010

¿Vida?

El sol oscureció, el crespúsculo llegó, ¿dónde está mi amor?

Busco entre las tinieblas ese color, me sumerjo entre las nubes, respiro de tu aroma, ¿dónde está mi amor?

Mi piel es el camino, tus manos el asesino, ¿dónde está mi amor?

Débil como una flor, esa flor de primavera, yo te miro y quiero verte, ¿dónde está mi amor?

Silencio entre gritos, un nudillo traba el habla, contemplando los recuerdos, ¿dónde está mi amor?

Cada sitio está cubierto, los detalles tienen nombre, una pizca de remordimiento, ¿dónde está mi amor?

Los segundos son verdugos, tal cual aquel ese cubierto del lúgubre manto, ¿dónde estás, mi amor?


Añorado y atesorado, tenerte, quiero...