viernes, 25 de junio de 2010

No sé

El cielo estaba más azulado que ningún otro día de invierno, ya que el amanecer quedó hasta el atardecer. Fue algo primaveral en medio de la estación más oscura de todo un año, pero parece que los rayos... no llegaron a mí. A cambio la lluvia recorrió mi piel. Tan dulce como una frutilla, danzaron sobre mis mejillas, una tras otra para perderse en aquel lunar y derretirse hasta más abajo. Más abajo condujeron a la pena que es como una caja de recuerdos, tiene todo guardado en su lugar correspondiente, para que con un pequeño estatillo rompa el alma.
Lluvia que te fuiste, a mi corazón volviste. Mojaste y humedeciste hasta la piedra hecha razón. No me gusta esa sensación, necesito menos presión. No querer seguir así, pienso. ¿Pienso..? ¿qué es pensar? ¿imaginar y recordar? ¿crear y adivinar? Vaya quién sabrá, vaya quién conocerá.
Escudos me protegen del salvajisto hecho humano. Engaña con juego de apariencias que hasta yo caígo en mis redes. Lluvia inundaste mi corazón, no te vas hasta verme caer. No entiendo aquel cuchillo, que se introduce en mi sentir, suavemente. Se introduce y apreta hasta sufrir, hasta la cabeza perder. No entiendo. Me equivoco, lo sé. Nunca tendré razón, pero ¿quién dijo que yo la quería? Vivir de la mentira, te acomoda. No entiendo. Ilusa soy, ingenua también. Quiero ser feliz, aunque sé que viene en pedacitos. No quiero sufrir demás, no quiero dejar de ser joven, no quiero enredarme en mis pensamientos, no quiero mirar a mi sombra y asentir porque sí. Vida... mi vida. Yo quiero construirla, aunque sea a base de narcicismo.

domingo, 20 de junio de 2010

Gotitas de lluvia


El cielo está lúgrubre y mis manos frías como la noche. Miro el movimiento de las nubes y me asombro por tales figuras que forma. Diviso un conejo gigante que se devora una frutilla roja, parece que tenía apetito. No hay color, pero mi imaginación vuela al son de una canción. Me encantan las estrellas, no las veo, pero las siento aquí adentro. Un día dije que serían como mis ojos, que te seguirán por donde quiera que vayas y nunca nunca te abandonarán. Demasiada utopía, he pensado al recordar...aunque, ¿por qué no podría ser cierto? Al fin y al cabo, yo sé que hago con mi oscuro par.
Ventolera arraza con mil y una hoja que cuelgan de los arbolillos, ventolera se lleva flores y caracoles que adornaron la primavera. Caen lágrimas de arriba, comienza la lluvia. Débil al principio, rápida y multiplicada al paso de unos minutos. Los paraguas nada pueden hacer para combatir tal imprudencia natural, se escapan, rompen y ruedan por las calles empapadas. Nada se puede hacer contra la autoridad. Sólo puedo soñar en desenvolverme como un capullo con el resplandor de testigo, creer y confiar en que hay algo más allá. Instantes congelados dan paso a la más hermosa película que aunque intente no ver más, la ansiedad consume con su mal.
Gotitas de lluvia en mi cabeza humedecen el sentimiento, se resbala en el corazón por la inquietante voz. Gotitas de lluvia en mis días, se fugan, aparecen y retornan, escapan, corren y se tranquilizan...Gotitas de lluvia en mi vida amanecen ante ese trozo ciego de magia y encanto.