viernes, 29 de enero de 2010

Tan cerca que asusta


Siempre soñé con el amor. Si bien, nunca lo experimenté como me hubiese gustado, solía idear imaginariamente como sería eso. Por tiempos, pensé que no servía para eso, otras veces, que jamás encontraría alguien que se adaptara a mí, y no sólo eso, que me entregara y quisiera como hoy sé que lo merezco.

Sufrí por eso que creí era amor; derramé miles de lágrimas, lloré tantas veces que ya ni las recuerdo. Juré que tenía la perfección frente a mis ojos, pero me equivoqué. La verdad, no sé si era tan así, ahora que lo pienso detenidamente, quizás fui yo misma quien se encargo de construir esa errónea imagen, quizás, quise creer eso, aunque no fuese así. Encerré un concepto en mi cabeza, aún cuando el mundo decía lo contrario. Quise seguir mi intuición. Entregue mi corazón al vacío, pensaba que respondía... pero, no era más que el eco de mi voz y de mis pensamientos.

Mi orgullo en el suelo, denigrante, pero ingenua. Recuerdos latentes, están en mi segunda piel. Aunque ya todo eso es pasado, el pasado incide en el presente. Hablar, entregar, actuar... todo ello no es por doquier, se controla y maneja, casi involuntariamente. Aún así, hay momentos que la voluntad es inconciencia, y la conciencia involuntad. Me agrada. Me gusta. Vivir sin pensar, es como entregar y sonreír. Fueron tantas las horas que malgasté, tanto tiempo para cranear la mejor estrategia. Nerviosa, ansiosa, impregnada de la más falsa ilusión. Me sostuve de invisibles, caminé para entrar en su mundo, busqué, investigué, me adentré lo más que pude. Ahora, sentimientos encontrados, no sé si es pena o ternura. Bonita. Pequeña. Hasta dulce. Sorprende, pero así fue.

Pues bien, ahora mis días no tienen ese aroma. Frescura fascinante; felicidad. Lo quiero, lo tengo. Yo misma, sin límites. Encantada, conozco algo inexistente. Encantada, quiero seguir así. Encantada, quiero vida. Y esa vida, es amor. Debilidad...placer. Placer es bienestar que lleva a la felicidad. Quiero ser yo, simplemente, yo. No todo puede ser como se quisiera, aunque haré el intento. Prometo seguir hasta cansarme, gracias. Sólo necesitaba un empujoncito... gracias. Lo quiero, lo cuidaré, es mío.

lunes, 18 de enero de 2010

Piñera, ¿ícono masculino?

Como es de público conocimiento, Sebastián Piñera-candidato de Coalición por el Cambio- es el nuevo presidente de Chile, según lo decidió la amplia mayoría, en el balotaje efectuado el pasado domingo 17 de enero. Para bien o para mal, el economista tomará el control del ejecutivo a partir del próximo 11 de marzo de 2010, como sucesor al gobierno de Michelle Bachelet.
Pues bien, quienes hasta ahora integraban o simpatizaban con el oficialismo, pasarán a ser parte de la oposición, situación desconocida para las jóvenes generaciones que crecieron en un país reinado por los sectores izquierdistas.
Cuatro consecutivos gobiernos de la Concertación, luego del retorno a la democracia nacional en 1991. Algunos creen que será difícil ver cambios reales en sólo 4 años de mandato, otros creen que Piñera a la cabeza convertirá al país en una verdadera empresa velando sólo por intereses comerciales, otros creen que la política concertacionista imperante estaba desgastada, por lo que la alternancia en el poder fue necesario, pero hay otras que creen que el empresario es realmente un ícono masculino. Sorprendente, pero cierto. Días atrás, escuché una conversación de pasillo que decía más o menos así:

- ¿Por quién vas a votar?
- Mmmm, mira, no sé... los políticos son todos corruptos
- ¡¿No te gusta ninguno?!
- ¿A qué sentido te refieres?
- A todos. Fíjate que a mí me encanta Sebastián Piñera.. tiene su edad, es maduro, inteligente, y muy guapo
- Tiene lo suyo, me gusta, se viste bien y habla bonito
-¿Cierto? Frei es tan feito, por eso votaré por Piñera, tienes cosas que me convencen
¿Tiene cosas que me convencen? ¿precisamente, a qué se referiría esta señora X? Interesante. Jamás había escuchado tal apreciación, aunque definitivamente, no me sorprende. Parece que a algunas les quedó gustando su sexy dedo pulgar con el que saluda, sus camisas Polo, y sus corbatas exclusivas. Tranquila, Cecy, si tú lo tienes domado por 36 años, no creo que vaya a encadilarse con las luces ni a protagonizar imagenes tan increíbles como Berlusconi, aunque yo no pongo las manos al fuego por nadie, fíjese. Si para señoras cincuentonas, Piñera es todo un ícono masculino, yo me preguntó... ¿ y qué será para las modelos faranduleras su hermanito, Miguel "Negro" Piñera?... ¡Next!

domingo, 17 de enero de 2010

A mí me ha pasado


La verdad, no sé si es una obsesión o un maldito placer, pero debo admitir que me encanta recordar, aún cuando el resultado no siempre favorezca. Esto quiere decir, que por más que los recuerdos sean horrorosos disfruto recordarlos, revivirlos, rememorarlos.

Y no es que sea masoquista, sino que me agrada utilizar la memoria para cuestionar porqué dije o no dije algo, porqué actué de esa manera, porqué me limité a sonreír, porqué me enojé, porqué interpreté eso; el porqué de los porquéses. De cómicos a vergonzosos, de unos dramáticos a otros más malvados. No puedo quejarme, finalmente, todos mis episodios tienen un tinte divertido a pesar que en el momento que sucedieron no me parecía que todos que así fueron.

Niñez empapada en ingenuidad que un día me caracterizó, espectante adolescencia; camino a la madurez. A ver, porque si de algo estoy segura, es que los errores que cometí, no los cuento más de una vez. Acepto que soy torpe, pero nunca tan tonta como para tropezar con la misma piedra, sería una actitud ilógica, aunque si hablamos de lógica, no creo que precisamente estaría escribiendo esto.

No quiero vivir de lo que sucedió, quiero vivir de lo que sucede. Entonces, debo pensar que esa obsesión-placer debería desaparecer, para vivir sin ataduras. No se puede vivir de recuerdos, pero... ¿yo podría así...como se dice, quizás... si que es que pudiera, tal vez... un poco, algo... si se dá, en ocasiones... así como... por ejemplo...revisar mi cajita de los recuerdos? Juro que sólo será una vez... a la semana, claro.